7 hábitos para mantenerte creativo en la fotografía de bodas

Ahora que la temporada de bodas ha comenzado, estamos con las pilas muy cargadas y con esa adrenalina que dan los primeros reportajes, aplicando todas las ideas de los talleres a los que hemos asistido, los buenos consejos de nuestros compañeros en las charlas post congresos o esas nuevas herramientas que hemos adquirido y estamos como locos usándolas.

Pero, como en el amor, la llama hay que avivarla, sobre todo para que al final de temporada estemos igual de inspirados y llenos de energía que cuando empezamos. Por ello os queremos animar con una serie de recomendaciones, desde despejar la mente con la producción de un proyecto personal, hasta ojear libros de autor que nos vendrá de lujo para nuestras maquetaciones del álbum fotográfico. Toda ayuda es poca, y aquí os lo contamos.

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Buscar inspiración en el arte, todo un clásico

Un fotógrafo que tenga una base cultural muy profunda, indudablemente será mucho más consciente de lo que percibe y su capacidad de sorpresa será menor respecto al que no pone interés en las bellas artes, pero al mismo tiempo su juicio y autocrítica será mucho más satisfactoria, y las referencias que le proporciona ese conocimiento, inconscientemente, pueden repercutir en su fotografía de manera sutil, componiendo, armonizando con los colores u otorgando una mayor sensibilidad a la hora de transmitir historias.

Para ello, nada mejor que perderse por las salas de escultura del Museo del Prado, embobarse un largo rato delante de El Jardín de las Delicias, ver una película en versión original, ir a un concierto e imaginar fotografías cerrando los ojos o acudir al teatro y ver cómo la luz se cuela entre los personajes. La Guía del ocio te ayudará a saber qué exposiciones, eventos y actividades en torno al arte se dan cita en tu ciudad.

Conocer qué hacen los fotógrafos de nuestro gremio

De pioneros están las modas hechas, siempre existe esa persona o personas que ponen de manifiesto una determinada manera de crear y somos el resto quienes, identificados con ello, nos sumanos al carro de ese nuevo estilo. Es por ello que saber que algo está funcionando puede llevarnos a querer ser parte de su universo creativo.

Pero, no se trata de copiar al prójimo, sino de aprovechar sus virtudes para hacer crecer nuestra creatividad adaptándolo a nuestra personalidad como fotógrafos individuales. Muchas veces usamos patrones anticuados, y es necesario oxigenarse, siendo muy conscientes de aquello que se identifica con nosotros, porque de nada sirve copiar un método si aquello que promulga está años luz de lo que somos.

Asistir a talleres de otras vertientes fotográficas


En la temporada alta los cursos destinados a fotografía de bodas suelen desaparecer, pero no así los que nos acercan otras vertientes a las que normalmente no prestamos tanta atención pero son igualmente muy valiosos, sobre todo para abrir la mente y poder integrar soluciones que funcionen en nuestro trabajo.

Desde talleres de iluminación, de retrato, de fotografía callejera, de autoedición de libros, de poesía visual, de composición, son muchos los cursos aislados o dentro de semanas fotográficas que organizan las escuelas de fotografía así como las tiendas más punteras, la oferta es amplia y prácticamente todas las semanas en horario de lunes a viernes se organizan eventos interesantes.

Acudir a los libros de autor

Una manera de inspirarnos, de las más interesantes, podemos encontrarla en los libros fotográficos de autor. No sólo desde una perspectiva que nos ayudará a conocer la obra de ese autor, sino también como recurso para tomar ideas en cuanto a maquetación.

Bucear entre libros tan míticos como “The Americans” de Robert Frank o en las ideas surrealistas y cuentos que propone en el terreno editorial Tim Walker gracias a “Story Teller”, así como acudir a autores españoles actuales como Cristina de Middel y su “The Afronauts” o propuestas tan personales como “Yolanda” de Ignacio Navas, son algunas de las publicaciones que nos pueden ayudar a crecer visualmente.

Plantea un proyecto personal en Instagram

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© Tim Walker

Un proyecto personal no tiene que estar ligado obligatoriamente a un trabajo en el campo más artístico, y aunque sabemos que este tipo de actividades nos llevan mucho tiempo, dedicar una foto al día a nuestra cuenta de Instagram bajo un parámetro de coherencia respecto a todas las imágenes que subamos, eligiendo temas que nos motiven, aparte de enriquecedor, nos hará abrir la mirada hacia situaciones diferentes a las que acostumbramos en una boda.

Lo interesante es creer en un tema y reconocernos en esas fotografías, podemos crear trípticos para concienciarnos en contar pequeños relatos o centrarnos en un detalle determinado y buscarlo en nuestro día a día, en definitiva todas aquellas ideas que nos hagan desconectar un poco de lo que habitualmente hacemos para oxigenar nuestro ojo.

Probar técnicas y herramientas nuevas

© Tim Walker

Siguiendo el consejo de incorporar a nuestros reportajes solo aquellas soluciones que estén ligadas a lo que somos (más allá de nuestra condición de fotógrafo), intentar incorporar técnicas y herramientas distintas nos hará estar siempre alerta y frescos creativamente, y funcionará como un reto para que el aburrimiento no llame a nuestra puerta por realizar lo mismo boda tras boda.

Es aconsejable practicar anteriormente todo aquello que pensamos podemos integrar, por aquello de no realizar maniobras indeseadas durante el reportaje de una boda. Incluso podemos concretar sesiones con parejas (amigos o de intercambio) para llevar a cabo esas innovaciones. Podremos desde usar una focal diferente a la que estamos acostumbrados, buscar la subexposición para crear blancos y negros contrastados, usar luz artificial de forma creativa, etc., todo ello con sentido y acorde a nuestro trabajo.

Viajar, aunque sea a una hora de casa

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© Robert Frank

Olvidarse de todo lo anterior por unas horas y dejarse llevar en un entorno distinto al nuestro, además de darnos la oportunidad de conocer otros ambientes, nos ayudará a distraer las preocupaciones y tomar aire. Cada uno tiene muy asumido su flujo de trabajo, las bodas suelen ser los fines de semana y el resto lo ocupamos en editar el trabajo, maquetar los álbumes o recargar pilas.

Una manera muy buena de recargar esas pilas es tomarse un día para caminar, reflexionar sin obsesionarse o intentar dejar la mente en blanco para solo disfrutar de esas horas de desconexión. Aún si esta recomendación nos parece la menos creativa de todas, también podemos utilizar esos pequeños viajes o excursiones para localizar lugares de manera relajada, o incluso probar esas técnicas nuevas que hablábamos en el punto anterior.

En definitiva, lo importante es que lleguemos a las bodas con la mente despejada pero las ideas muy claras en cuanto a aquello aprendido y con ganas de poner en práctica de manera real. Sentir ese gusanillo y que no se pierda hasta el final de temporada. Buscar que cada evento sea algo único, que contenga esa pequeña nueva aportación, y que siempre nos mantenga vivos e ilusionados por este bello trabajo.

Por Gema S. Nájera

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